viernes, 28 de febrero de 2014

LA REGLA DE KIKO.

«La Regla de Kiko» es una guía elaborada por el Consejo de Europa para ayudar a los padres y educadores a explicar a los niños dónde otras personas no pueden tratar de tocarles, cómo reaccionar y a quién dirigirse en ese caso:


1. Tu cuerpo es tuyo
Los niños tienen que aprender que su cuerpo es suyo y les pertenece, por tanto nadie puede tocarles sin su permiso. Desde una edad temprana pueden aprender que existen «partes privadas del cuerpo». Utilizando los nombres correctos para los genitales y otras partes les ayudará a saber lo que no está permitido.


2. Buenas y malas formas de tocar. Se les debe enseñar a identificar cuándo no está bien que alguien mire o toque sus partes privadas o que les pidan que hagan algo a otra persona.


3. Secretos buenos-malos. Las personas que cometen abusos sexuales utilizan como táctica los secretos. Por eso, es primordial mostrar a los niños que hay secretos buenos y malos y, en este caso, contarlo a un adulto.


4. Las responsabilidades del adulto. Los adultos deben estar atentos y ser receptivos a los sentimientos y comportamientos del niño.

5. La red de seguridad de los niños. Muchas veces los depredadores sexuales son personas conocidas por el niño, lo que le hace muy difíciles comprender que esa persona puede abusar de él. Debemos acostumbrarles a que informen a su padres o cuidadores de la existencia de alguien que les hace regalos, que les pide que mantengan un secreto...


domingo, 23 de febrero de 2014

UN CUENTO PARA REFLEXIONAR SOBRE LA EDUCACIÓN

Esta es una historia indispensable para reflexionar sobre la influencia que nuestras palabras y nuestros actos tienen sobre los alumnos. El cuento de Helen Buckley muestra como, de manera consciente o inconsciente, estamos transmitiendo algo más que conocimientos o habilidades en cada una de nuestras clases. No sólo lo que hacemos, sino también aquello que dejamos de hacer influye en la formación de nuestros alumnos. Muchas veces la verdadera formación habita entre los pliegues de los libros y libretas, en los tiempos muertos entre clases, en las conversaciones informales de pasillo, en el hecho de compartir un lápiz, en una mirada, en un gesto, en el tono de una respuesta. Muy a menudo la verdadera formación se nos escapa entre los dedos mientras intentamos atraparla en objetivos, normas, planes de estudio y asignaturas.

UN NIÑO.

Erase una vez un niño que acudía por primera vez a la escuela. El niño era muy pequeñito y la escuela muy grande. Pero cuando el pequeño descubrió que podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta del frente, se sintió feliz.

Una mañana, estando el pequeño en la escuela, su maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno- pensó el niño, a él le gustaba mucho dibujar, él podía hacer muchas cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y botes. Sacó su caja de colores y comenzó a dibujar.

Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de empezar, y ella esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores. ¡Qué bueno! - pensó el niño, - me gusta mucho dibujar flores, y empezó a dibujar preciosas flores con sus colores.

Pero la maestra dijo: - Esperen, yo les enseñaré cómo, y dibujó una flor roja con un tallo verde. El pequeño miró la flor de la maestra y después miró la suya, a él le gustaba más su flor que la de la maestra, pero no dijo nada y comenzó a dibujar una flor roja con un tallo verde igual a la de su maestra.

Otro día cuando el pequeño niño entraba a su clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer algo con barro. ¡Qué bueno! pensó el niño, me gusta mucho el barro. Él podía hacer muchas cosas con el barro: serpientes y elefantes, ratones y muñecos, camiones y carros y comenzó a estirar su bola de barro.

Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de comenzar y luego esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar un plato. ¡Qué bueno! pensó el niño. A mí me gusta mucho hacer platos y comenzó a construir platos de distintas formas y tamaños.

Pero la maestra dijo: -Esperen, yo les enseñaré cómo y ella les enseñó a todos cómo hacer un profundo plato. -Aquí tienen, dijo la maestra, ahora pueden comenzar. El pequeño niño miró el plato de la maestra y después miró el suyo. A él le gustaba más su plato, pero no dijo nada y comenzó a hacer uno igual al de su maestra.

Y muy pronto el pequeño niño aprendió a esperar y mirar, a hacer cosas iguales a las de su maestra y dejó de hacer cosas que surgían de sus propias ideas.

Ocurrió que un día, su familia, se mudó a otra casa y el pequeño comenzó a ir a otra escuela. En su primer día de clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno pensó el pequeño niño y esperó que la maestra le dijera qué hacer.

Pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba dentro del salón. Cuando llegó hasta el pequeño niño ella dijo: ¿No quieres empezar tu dibujo? Sí, dijo el pequeño ¿qué vamos a hacer? No sé hasta que tú no lo hagas, dijo la maestra. ¿Y cómo lo hago? - preguntó. Como tú quieras contestó. ¿Y de cualquier color? De cualquier color dijo la maestra. Si todos hacemos el mismo dibujo y usamos los mismos colores, ¿cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo? Yo no sé, dijo el pequeño niño, y comenzó a dibujar una flor roja con el tallo verde.”

Helen Buckley 

Encontrado en el blog La Mariposa y El Elefante

sábado, 22 de febrero de 2014

LA REALIDAD NO EXISTE

Tal vez hubiera sido más exacto titular el artículo de hoy como la realidad existe, pero nadie es capaz de percibirla. Y es que si analizamos la sorprendente manera cómo funciona la percepción de las personas nos vemos obligados a poner en duda muchos de los supuestos con los que funcionamos todos los días. Percibimos el mundo que nos rodea a través de nuestros sentidos, pero de los cientos de estímulos que nos llegan sólo podemos ser conscientes de una pequeña parte. La atención funciona como una especie de filtro que se encarga de seleccionar de entre esos cientos de estímulos aquellos pocos que finalmente llegaran a nuestro cerebro. A veces conversando con alguien observamos que en realidad no nos está escuchando, que está ausente. Si se lo hacemos notar, inmediatamente reaccionará y se excusará utilizando el tópico de “perdona no estaba atento”, o el sufrido “perdona, estaba distraído”. Aunque en realidad estas contestaciones son falsas. Lo que ocurre es que nuestro interlocutor, o más concretamente su atención, ante la avalancha de estímulos externos recibidos ha decidido obviar nuestras palabras en favor de otros estímulos más interesantes.

Por tanto, inevitablemente, cada uno percibe la realidad de manera distinta, puesto que los estímulos sobre los que cada uno enfoca su atención son distintos. Y aún quedaría la siguiente fase del proceso, ya que en función de nuestra experiencia anterior, nuestras creencias y valores, interpretamos esos estímulos con el fin de darles una forma coherente con nuestros esquemas cerebrales. Por tanto, ¿cómo podemos estar completamente seguros de nada?, ¿cómo podemos convertirnos en defensores a ultranza de ideales y teorías basados en una percepción limitada y una interpretación sesgada de la realidad? Es por ello que la realidad como tal no existe, ya que cuando nos referimos a ella estamos hablando de una realidad percibida y subjetiva, de una realidad construida.

Algunas veces utilizo como ejemplo en clase a las personas depresivas o anoréxicas. La percepción de las personas depresivas está entrenada para seleccionar de entre todos los estímulos disponibles, aquellos que comporten un efecto más negativo, al mismo tiempo que desestima cualquier estímulo positivo. En el caso de la anorexia (como también en la vigorexia) el sistema perceptivo funciona de tal manera que los enfermos distorsionan la realidad hasta ajustarla con una “realidad” que sólo existe en su mente. Y es que en todo caso, si la realidad existe, habita en el cerebro y es distinta para cada persona.

Es por ello que es de vital importancia que intentemos ser plenamente conscientes de cómo funciona nuestro particular proceso perceptivo y atencional, es decir,  qué tipo de estímulos atendemos y cuales desechamos. Al igual que debemos ser conscientes de todos nuestros prejuicios y recelos y de la forma en la que manipularan y transformaran la información percibida. Porque en base a estas interpretaciones generaremos nuestros pensamientos y expectativas, que influirán, que condicionaran en gran medida, nuestra actitud y nuestra manera de actuar.

Es por ello que deberíamos intentar ser lo menos radicales posible a la hora de defender nuestras opiniones o creencias, ya que en todo caso parten de una interpretación parcial y sesgada de la realidad. Huir de verdades absolutas y fanatismos y pasear más a menudo por el verde prado del término medio en el que, como dice el refrán, habita la virtud, es algo muy recomendable para mantener nuestra salud emocional.

Dejo una magnifica tira cómica que ejemplifica a la perfección hasta que punto somos capaces de distorsionar la realidad, y desgraciadamente, en muchas ocasiones atentando contra nuestra propia autoestima. Por desgracia conozco a varias personas que van por la vida como la niña protagonista del cómic, personas tóxicas que transmiten su negatividad y sus malas vibraciones por dondequiera que van. Personas que deciden quedarse siempre con la parte negativa de las cosas que les pasan, menospreciando todo lo bueno que las rodea. Personas desgraciadas e infelices por elección. Como dice alguien que conozco, la vida debería guardarse todas las desgracias para estas personas, pues sólo así son capaces de apreciar todo lo bueno que tenían.

¡FELIZ REFLEXIÓN! 

Del blog La Mariposa y El Elefante


domingo, 16 de febrero de 2014

UN CUENTO PARA DESPERTAR A LOS PADRES

Solemos asociar los cuentos con fantásticas historias que contamos a nuestros hijos a la hora de acostarlos, y que esperamos les abran la puerta a un mundo de fantasía y sueños. Así a través de estas, aparentemente insignificantes historias, conseguimos crear momentos mágicos de complicidad y cercanía con nuestros pequeños. Sin embargo existen otros cuentos, otras historias, que más allá de abrirnos las puertas de los sueños nos despiertan a la vida, nos sacuden la consciencia y nos invitan a mirarnos por dentro.

Estos cuentos para despertar, que suelo utilizar a menudo en el blog, son una invitación a detenerse en el camino, a pensar sobre lo que somos y hacemos y lo que creemos ser. Una llamada a la necesaria reflexión que nos permite madurar, crecer interiormente y sentir más coherencia entre nuestros valores, pensamientos y acciones. Esta reflexión se hace más imprescindible si cabe cuando hablamos de educación. La transcendental influencia que como educadores ejercemos sobre nuestros alumnos o hijos nos obliga a comprometernos en ese proceso de mejora constante.

Recientemente publiqué un cuento para despertar a los profesores, adaptando una historia de Elizabeth Silance Ballard, que rápidamente se convirtió en la entrada más visitada del blog. Hace algunos meses ya había publicado un cuento para despertar a los alumnos y, como la serie estaba incompleta, hoy el cuento lo dedico a la tercera pata de la mesa educativa: los padres. El cuento dice así…

Un joven matrimonio entró en uno de las mejores tiendas de juguetes de la ciudad. Los dos estaban entretenidos mirando, sin prisas, todos los juegos y juguetes apilados en las estanterías. Había muñecas que lloraban y reían, juegos electrónicos, construcciones, peluches gigantes, instrumentos musicales… pero no acababan de decidirse. Al acercarse la dependienta, la esposa le preguntó:

-Perdone señorita, tenemos una niña pequeña, pero estamos casi todo el día fuera de casa y, a veces incluso hasta de noche.

-Es una cría que apenas sonríe – añade el marido.

-Quisiéramos comprarle algo que la hiciera feliz – añade la esposa – algo que le diera alegría aun cuando no podamos estar más tiempo con ella.

-Lo siento- sonrió la dependienta- pero aquí no vendemos padres.

La mariposa y el Elefante


viernes, 14 de febrero de 2014

EL PAPA A LAS ESCUELAS Y UNIVERSIDADES CATÓLICAS

El Papa Francisco ha reclamado escuelas y universidades católicas abiertas al diálogo y la diversidad de sus alumnos, entre los que cada vez hay más no cristianos o, incluso, no católicos", durante su encuentro con los miembros de la Congregación para la Educación Católica. Así, ha advertido de que “no se deben aislar del mundo", sino "establecer un diálogo", conscientes del "don" que tienen que ofrecer a todos.

En este sentido, ha destacado que las escuelas y universidades católicas ofrecen una propuesta educativa que busca "el desarrollo integral de la persona" y que responde al derecho de todos a acceder al saber y al conocimiento. En cualquier caso, también ha precisado que, dentro del respeto a la libertad de cada uno, todas ellas están llamadas a ofrecer a Cristo como "sentido de la vida".

Además, el Pontífice ha destacado que la educación católica es "uno de los retos más importantes" que afronta la Iglesia, que trata de poner en práctica la nueva evangelización en un contexto histórico y cultural en constante transformación.

Para afrontar este desafío, el Papa ha puesto el ejemplo de Jesús, que "comenzó a predicar las buenas nuevas en Galilea, una ciudad llena de "diferentes razas, culturas y religiones". Por ello, insta a las personas que trabajan en educación a implicarse "en rutas de intercambio educativo y diálogo". Asimismo, ha reconocido "la contribución" que hacen las instituciones religiosas y otras instituciones católicas en el contexto "del pluralismo cultural y religioso".

Por otro lado, ha pedido la preparación de "profesores calificados" porque la educación está dirigida a una generación "que está cambiando" y para que sean capaces de "comunicarse con los jóvenes".

En este sentido, define la educación como "un acto de amor" y, como tal, "exigente" y necesitada de los "mejores recursos", para "comenzar un viaje paciente con los jóvenes". Así, el Papa señala que el educador en las escuelas católicas tiene que ser "muy competente, calificado y lleno de humanidad" y destaca, además, que tiene que ser "capaz de estar entre los jóvenes con estilo pedagógico, para promover su crecimiento humano y espiritual".

Por esta razón, el pontífice ha destacado también que el educador necesita "aprendizaje permanente" y, por eso, pide "invertir" en que los maestros y los administradores pueden mantener su "alta profesionalidad" y "su fe".

Finalmente, Francisco ha mostrado su preocupación por que estas instituciones sean "una presencia viva del Evangelio" en el campo de la educación, la ciencia y la cultura.

Francisco ha propuesto al examen de los participantes tres aspectos: el valor del diálogo en la educación, la preparación calificada de los formadores y la responsabilidad de las instituciones educativas.

"Efectivamente -ha dicho refiriéndose al primer punto-, las escuelas y universidades católicas son frecuentadas por muchos estudiantes no cristianos e incluso no creyentes. Las instituciones católicas ofrecen a todos una propuesta educativa que tiene como objetivo el desarrollo integral de la persona, que responde al derecho de todo ser humano a tener acceso al saber y al conocimiento. Pero, están igualmente llamadas a ofrecer a todos, con pleno respeto a la libertad de cada individuo y de los métodos propios del entorno escolar, la propuesta cristiana, es decir Jesucristo como sentido de la vida , del universo y de la historia. Jesús comenzó a predicar la buena nueva en la "Galilea de los gentiles ", una encrucijada de personas de diferente raza, cultura y religión. Ese contexto es similar en algunos aspectos al mundo de hoy. Los profundos cambios que han llevado a la difusión, cada vez más amplia, de sociedades multiculturales, exigen a cuantos trabajan en la escuela y en la universidad que se involucren en itinerarios educativos de intercambio y diálogo, con una fidelidad valiente e innovadora que sepa favorecer el encuentro de la identidad católica con las diferentes "almas" de la sociedad multicultural".

Hablando del segundo aspecto, el Papa ha señalado que durante su encuentro con los Superiores Generales, subrayó que la educación en nuestros días "está dirigida a una generación que cambia, y que, por tanto, todo educador - y toda la Iglesia que es madre educadora- están llamados a 'cambiar' en el sentido de ser capaces de comunicar con los jóvenes que tienen enfrente.... La educación es un acto de amor, es dar vida... El educador en las escuelas católicas debe primero ser muy competente y calificado, y, al mismo tiempo, lleno de humanidad, capaz de estar entre los jóvenes con estilo pedagógico para promover su crecimiento humano y espiritual. Los jóvenes necesitan educación de calidad y de igual modo valores, no solo enunciados, sino atestiguados. La coherencia es un factor indispensable en la educación de los jóvenes".
Por cuanto respecta a la responsabilidad de las instituciones educativas de "expresar una presencia viva del Evangelio en el campo de la educación, la ciencia y la cultura", Francisco ha reiterado la necesidad de que las instituciones académicas católicas "no se aíslen del mundo sino que sepan entrar con valentía en el Areópago de las culturas actuales y entablar diálogo, conscientes del don que tienen que ofrecer a todos".


domingo, 2 de febrero de 2014

EN MANOS DEL DESTINO. El cuento de la semana.

Un gran general, llamado Nobunaga, había tomado la decisión de atacar al enemigo, a pesar de que sus tropas fueran ampliamente inferiores en número. Él estaba seguro que vencerían, pero sus hombres no lo creían mucho. En el camino, Nobunaga se detuvo delante de un santuario Shinto. Declaró a sus guerreros:

- "Voy a recogerme y a pedir la ayuda de los kamis. Después lanzaré una moneda. Si sale cara venceremos, si sale cruz perderemos. Estamos en las manos del destino."

Después de haberse recogido unos instantes, Nobunaga salió del templo y arrojó una moneda. Salió cara. La moral de las tropas se inflamó de golpe. Los guerreros, firmemente convencidos de salir victoriosos combatieron con una intrepidez tan extraordinaria que ganaron la batalla rápidamente.

Después de la victoria, el ayuda de campo del general le dijo:

- "Nadie puede cambiar el destino. Esta victoria inesperada es una nueva prueba."

- "¿Quién sabe?", respondió el general, al mismo tiempo que le enseñaba una moneda... trucada, que tenía cara en ambos lados.


sábado, 1 de febrero de 2014

LAS ESCUELAS MÁS INNOVADORAS DEL MUNDO NO TIENEN NI AULAS NI PIZARRAS

No hay aulas, tal y como se conocen tradicionalmente, ni pizarras ni pupitres. En las escuelas suecas Vitta los alumnos circulan libremente y cualquier lugar del centro es bueno para aprender, con profesores o con otros compañeros. A veces en las escaleras, otras sobre cojines o tumbados en el suelo. Estos centros han revolucionado la forma de educar, aprender y enseñar con nuevos conceptos sobre el espacio y el tiempo. Los estudiantes aprenden a su ritmo en un modelo distinto y profundamente innovador, sin clases y sin rígidos horarios.

Vittra es una empresa que gestiona 27 centros educativos de preescolar (1 a 6 años) y escuelas (de 6 a 16) en Estocolmo y en la zona sur de esta ciudad. Cerca de 8.500 alumnos se benefician gratuitamente de estas enseñanzas. Aunque estos colegios estén gestionados por una empresa privada, son financiados con fondos públicos. Por eso, están sometidos a unas restricciones, por ejemplo, no pueden cobrar ni matrícula ni ninguna cuota a los alumnos que tienen que ser admitidos por riguroso orden de llegada, es decir, sin exámenes de acceso.

Las escuelas Vittra nacieron hace veinte años planteando ya verdaderos retos educativos. Por ejemplo, en estos centros la tecnología es fundamental para el aprendizaje; el aprendizaje se realiza a través de la propia experiencia y en contacto continuo con la vida cotidiana; el modelo está basado en el bilingüismo y las aulas se suprimen dejando paso a nuevos conceptos del espacio.

«La idea del espacio abierto en lugar del aula cerrada (que también se utiliza cuando se considera apropiado) es dar la posibilidad a profesores y alumnos de cooperar en el trabajo. El aprendizaje es un proceso que suele tener lugar cuando se trabaja, se conversa y se debate con los docentes o con otros compañeros. El propósito es crear un espacio en el que nuestros alumnos estén siempre acompañados por uno o varios profesores», explican desde las escuelas Vittra.

Ese nuevo concepto de espacios abiertos da pie a una organización escolar muy diferente a la que estamos acostumbrados. Los alumnos se dividen por equipos: preescolar y grupos escolares de 6 a 9 años, de 10 a 12 y de 13 a 16. Cada grupo ocupa una parte del edificio. El espacio se organiza alrededor de una plaza central abierta rodeada por aulas. Las divisiones entre estos espacios son de vidrio para crear la sensación de apertura y transparencia. Las clases se pueden dar en las aulas, en la plaza central abierta... dependiendo del grupo, del tema o de la asignatura.

El tiempo que se dedica a las clases es otro de los conceptos revolucionarios en las escuelas Vittra. Las clases duran unos 120 minutos para dar tiempo a los alumnos a arrancar el tema, realizar las tareas y terminarlas a su propio ritmo. En ocasiones duran 60 minutos. Todo depende de la materia y la edad del alumno.

Cada alumno posee lo que se ha denominado «libro Vittra», un plan de desarrollo individual donde se evalúa su currículum académico y los logros conseguidos por cada estudiante. A través de internet, padres e hijos conocen y siguen el trabajo del alumno en la escuela, sus evaluaciones, sus ritmos o sus necesidades de apoyo.

El papel del maestro también da un gran giro en estos colegios. El docente no imparte clases a alumnos sentados en pupitres entre cuatro paredes. Por el contrario, la función del profesor es la de guiar y motivar al alumno. Cada docente es responsable de un grupo de entre 20 y 20 estudiantes e imparte entre una y tres asignaturas.

Cuando concluyen la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, los chicos son «responsables de su propio aprendizaje», afirman los responsables de Vittra. «Son capaces de aprender a aprender, de encontrar información, de resolver problemas y de reflexionar sobre su aprendizaje», aseguran. Los grandes pilares para su futuro.


M. J. PÉREZ-BARCO. DIARIO ABC