sábado, 30 de noviembre de 2013

LOMCE: UNA LEY SIN CONSENSO, AGOTADA ANTES DE NACER.

El Congreso ha aprobado definitivamente, con el único apoyo del Partido Popular, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), la enésima reforma educativa de nuestra democracia, y que cuenta con la oposición de padres, profesores, sindicatos y de la propia Iglesia, que considera que la norma "no cumple" con los Acuerdos Iglesia-Estado. Una ley "agotada antes de nacer".

El debate previo a la votación ha concluido con una cita bíblica, tomada del Eclesiastés, en la que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha mostrado su deseo de que "haya terminado el tiempo de destruir y comience entre todos el de construir".

En la Conferencia Episcopal, la LOMCE ha sido recibida con cierto pesimismo. Pese a todo, el nuevo secretario general de la CEE, José María Gil Tamayo, considera que" todavía cabe diálogo" sobre la presencia de la asignatura de Religión en la Ley, que no contempla la oferta obligatoria de esta materia en el Bachillerato.

Por su parte, Escuelas Católicas ha expresado su "decepción" ante la aprobación de la LOMCE. En un comunicado, EC sostiene que "la nueva ley tiene muchas lagunas y constituye una ocasión perdida para haber logrado una ley de consenso que aunara fuerzas, tomando como referencia un Pacto Educativo, y garantizara la complementariedad de redes educativas".

En opinión de los colegios católicos, "la falta de diálogo constructivo y de aceptación de propuestas de mejora remitidas" ha provocado un texto final que sólo provoca "perplejidad" y que denota "un ejemplo de falta de coherencia, distorsión de la realidad y, en algunos casos, manipulación de la opinión pública desde distintos sectores".

Respecto a los centros católicos concertados, la nueva norma, lejos de ser la "ley de la concertada" como algunos insisten en manifestar, "supone una enorme preocupación por cuanto no conecta realmente la necesidad de escolarización con la demanda; no introduce ninguna novedad concreta que garantice que un centro con demanda mantenga el concierto; no corrige el déficit endémico del módulo económico; no reconoce los derechos del titular del centro frente a la Administración; no garantiza la complementariedad de redes; no contempla el servicio educativo como servicio público y social, etc."

En definitiva, la LOMCE supone "una verdadera oportunidad perdida para que el Gobierno hubiese plasmado sus principios electorales a favor de la libertad de enseñanza". Es más, EC considera que en algún aspecto la ley puede suponer un retroceso con respecto a la enseñanza concertada en cuestiones como la programación de la oferta y la autonomía de los centros.

Por todo ello, Escuelas Católicas pide al Gobierno "más coherencia en el desarrollo normativo de la Ley", al tiempo que "espera de todos los grupos sociales y políticos un espíritu dialogante" a lo largo de dicho proceso.


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