sábado, 27 de julio de 2013

FÁBULA DEL TONTO

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el “tonto del pueblo”, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y recibiendo limosnas.

Diariamente, algunos hombres llamaban al “tonto” al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 céntimos y otra de menor tamaño, pero de un euro .Él siempre tomaba  la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había  percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:

- Lo sé señor,  vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el juego se acaba y no voy a ganar más mi moneda.

Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:

 La primera: Quien parece tonto, no siempre lo es.  
 
 La segunda: ¿Cuáles son los verdaderos tontos de la historia?

La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.

La cuarta, y la conclusión más interesante: Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.
                
MORALEJA
'El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser inteligente'...
  

viernes, 26 de julio de 2013

LA UNIVERSIDAD PÚBLICA RETROCEDE COMO MOTOR ECONÓMICO.

Las reducciones presupuestarias y la crisis están debilitando el papel de motor de desarrollo económico de las universidades públicas, que registraron, en el caso de las presenciales, una caída de ingresos no financieros del 7,8 % entre 2009 y 2011, según la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD).

La opinión de expertos relacionados con la universidad, la empresa y la administración pública consultados en la última encuesta anual de CYD (2012) constata un «empeoramiento o retroceso» en cuatro aspectos, que son:
La competitividad internacional de las universidades españolas; la capacidad competitiva internacional de la economía española gracias al sistema universitario; la dotación de infraestructuras para la ciencia, la tecnología y la creación y transferencia de conocimiento; y la importancia otorgada por las administraciones públicas a las políticas y recursos dirigidos al sistema universitario.

Entre otros datos del informe anual de CYD sobre universidades, presentado ayer martes a la prensa, el volumen de contratos de las oficinas universitarias de transferencia de resultados de investigación (OTRI) cayó un 11 % en 2011. Las «spin offs» (empresas constituidas a partir de los resultados de la investigación universitaria con fondos públicos) bajaron un 15,3 % en comparación con un año antes.

Aunque han crecido las solicitudes y registro de licencias y patentes y las publicaciones científicas (si bien con menor liderazgo de investigadores españoles), podría deberse a resultados de investigaciones de años anteriores. El personal dedicado en España a I+D cayó un 3 % en 2011 en términos de jornada completa.

Presupuestos estables
El coordinador general del estudio, Martí Parellada, instó a «revertir» las reducciones presupuestarias para las universidades y la menor dotación para I+D+I, para lo que debe haber un convencimiento y demanda sociales de que es necesario. No es posible, agregó, que continúe la disminución de las transferencias corrientes de las autonomías a las universidades al mismo ritmo si se pretende que éstas sean eficientes en la generación de conocimiento y su aplicación al sistema productivo y el empleo de los graduados. Parellada reclamó previsiones financieras estables, pues «no es lógico» que el presupuesto de las universidades públicas sea una «incógnita año a año».

Los gastos no financieros de las universidades públicas presenciales bajaron un 2,8 % entre 2009 y 2011: un 1,9 % menos en personal (por reducciones salariales y de personal) y un 7,1 % menos en inversiones reales. Parellada recordó también que la limitación de la tasa de reposición del profesorado funcionario (10 % actualmente) afecta a las opciones estratégicas de cada universidad, de tal forma que en el curso 2010-2011 comenzó una disminución de profesorado en los centros propios.

A las universidades se les puede pedir compromisos financieros, pero hay que dejarlas que los administren, recomendó, como crean más adecuado para sus intereses y objetivos estratégicos. Simultáneamente, se hace necesaria una reforma sin demora que, según coinciden varios estudios, aumente el poder ejecutivo del rector y el equipo de gobierno de la universidad, con más autonomía y capacidad de gestión financiera y presupuestaria, de profesorado y alumnado.

Parellada advirtió de la «disparidad creciente» de las condiciones de financiación de las universidades públicas, que en el País Vasco tuvieron un aumento de ingresos no financieros del 9 %, frente a una reducción del 17,3 % en Castilla-La Mancha entre 2009 y 2011. La dotación de recursos públicos por alumno llega a ser del triple en las universidades que más reciben respecto de las que menos: más de 9.000 euros en la Universidad Pública de Navarra, Pública del País Vasco y Politécnica de Cartagena en 2010 y poco más de 3.000 en la Rey Juan Carlos de Madrid.

Mercado laboral
Sobre el mercado laboral, el informe indica que la tasa de empleo de los graduados superiores se redujo en España en torno al 10 % entre 2007 y 2012, frente al descenso aproximado del 2 % en el conjunto de la UE. En el mismo período, la tasa del paro de los titulados superiores llegó al 15 % en España y al 6 % en la UE, cuando en ambos casos se partía del 4 % (2007).

El documento resalta la «especial intensidad» del deterioro de inserción laboral desde 2009, debido posiblemente a los «recortes públicos» en sanidad, educación o investigación, campos donde trabajan un gran número de universitarios.

La universidad debe mejorar las tasas de empleo, lo que significa cambiar los planes y métodos docentes, según Parellada, que reclamó una racionalización del número «excesivo» de titulaciones, pues una cuarta parte de las carreras matriculan menos de 51 alumnos de nuevo ingreso.

Efe. Abc. 24/07/2013

sábado, 13 de julio de 2013

PARA LOS QUE PIENSAN QUE NO TIENEN SUERTE EN LA VIDA.

Ha finalizado el curso académico y sin muchos los alumnos universitarios que no están contentos con sus resultados o como le ha salido las cosas en este curso. Igualmente le ocurre a los futuros universitarios que no tuvieron suerte de elegir o de entrar en la carrera que ellos les hubieran gustado entrar. En ambos casos es normal escuchar “es que yo no tengo suerte, para nada”

Hoy dejo aquí un cuento que encontré en la red, no encontré el nombre del autor, pero creo que nos puede servir para reflexionar un poco en “es que yo no tengo suerte, para nada en esta vida”

Había una vez un hombre que no tenía suerte. Tan cansado estaba de arrastrar su mala fortuna que un día decidió salir en busca del mismísimo Dios para preguntarle el motivo de su mala fortuna. Caminó y caminó durante varios días hasta que finalmente llegó hasta la orilla de un río. Allí, tumbado junto a sus aguas, vio a un lobo que se encontraba extremadamente delgado y sin fuerzas. Cuando el lobo vio acercarse al hombre le preguntó:

-Hombre, ¿a dónde vas?

-Voy en busca de Dios para preguntarle el motivo de mi mala suerte- contestó el hombre.

-Hombre- dijo el lobo- si encuentras a Dios, ¿puedes preguntarle por qué estoy tan débil y delgado y qué puedo hacer para remediarlo?

-Sí, si encuentro a Dios se lo preguntaré, no te preocupes- contestó el hombre y siguió caminando.

Caminó y caminó hasta llegar junto a un inmenso árbol que había perdido todas sus hojas. Cuando el hombre pasó junto al árbol este le dijo:

-Hombre, ¿a dónde vas?

-Bueno… voy a buscar a Dios para preguntarle el motivo de mi mala suerte.

-Ah por favor, si encontrarás a Dios, ¿podrías preguntarle por qué estoy tan enfermo y qué puedo hacer?- dijo el árbol con voz cansada.

-Pierde cuidado, si lo encuentro se lo preguntaré.

El hombre reemprendió su camino hasta que, ya anocheciendo llegó a una preciosa casa rodeada de un cuidado jardín. De la casa salió una bellísima mujer que se dirigió al caminante:

-Hombre- dijo suspirando- ¿a dónde vas?

El hombre volvió a repetir su respuesta: -Voy a buscar a Dios para preguntar por qué no tengo suerte.

-Vaya, si fueras tan amable, podrías preguntarle por qué estoy tan triste y sola y qué puedo hacer- pidió la mujer.

-Por supuesto- contestó el hombre- cuando lo encuentre se lo preguntaré.

El hombre siguió su camino durante varios días hasta que finalmente, al dar la vuelta a una esquina, tropezó de frente con el mismísimo Dios.

-¡Ay!- dijo el hombre- ¡Por fin os encuentro! Mirad señor, he venido a buscaros porque quiero saber por qué no tengo suerte.

-Te aseguro que tienes mucha suerte- le contestó Dios- y qué además tu suerte está ahí fuera, esperándote. Sólo tienes que estar atento, buscarla y la encontrarás.

- ¿De verdad?- preguntó incrédulo el hombre- ¿De verdad que voy a tener suerte?

-Te doy mi palabra de que lo que acabo de decirte es cierto- contestó Dios un tanto ofendido por las dudas.

El hombre se puso tan contento que salió sin despedirse a encontrarse con su nueva suerte cuando, de repente, recordó las preguntas del lobo, del árbol y de la bella mujer y volvió sobre sus pasos para preguntar a Dios. Dios le escuchó y le dio una respuesta para cada uno. El hombre tras agradecerle su atención, se despidió y salió corriendo en busca de su fortuna.

Según desandaba el camino el hombre se esforzó por estar atento para poder encontrar su suerte. Enseguida llegó hasta la preciosa casa del jardín donde la bella mujer le esperaba en la entrada. Iba vestida con un escotado vestido que realzaba, aún más, su enorme belleza.

-Hombre, ¿encontraste finalmente a Dios?, ¿pudiste hablar con él?

-¡Oh sí!- dijo el hombre con entusiasmo- encontré a Dios y me dijo que mi suerte está por aquí, que sólo tengo que estar atento y encontrarla.

- Hombre, ¿le preguntaste a Dios por qué estoy tan sola y triste y qué puedo hacer?

-¡Ah sí! Dios me dijo que estás sola y triste porque vives aquí sola, pero que si consigues un amante… ya nunca más estarás sola y triste.

La mujer dejó caer sutilmente el tirante de su vestido y susurró con pasión al oído del hombre:

-Hombre, quédate a vivir conmigo en esta preciosa casa. Disfruta de mi joven y hermoso cuerpo. ¡Sé tú mi amante!

El hombre quedó boquiabierto ante tal proposición, incluso le temblaban las rodillas, pero entonces le contestó:

-¡Me encantaría! En realidad eres la mujer más hermosa que he visto jamás, la amante que siempre soñé pero, no puedo detenerme ahora. ¿Estoy buscando mi suerte! Está aquí, cerca, en algún lugar, Dios me lo ha prometido. Lo siento, pero tengo que encontrarla.

Y el hombre continuó su viaje pensando que si encontraba pronto su suerte volvería para convertirse en el amante de aquella preciosa mujer. Al poco tiempo llegó junto al viejo árbol.

-Hombre, ¿encontraste a Dios?

-Sí, lo encontré y, ¿sabes una cosa? ¡Mi suerte está por aquí, sólo tengo que buscarla y encontrarla!

-¡Oh, cuánto me alegro! – contestó el árbol. ¿Le preguntaste a Dios por qué estoy tan enfermo?

-Sí, también se lo pregunté. Dios me dijo que estabas tan enfermo porque enterrado entre tus raíces hay un inmenso cofre con un tesoro y si encuentras a alguien que lo desentierre tus hojas volverán a brotar con fuerza.

-Hombre, por favor, coge tú el tesoro.

-¡Oh árbol cuánto me gustaría poder ayudarte! Pero no puedo detenerme, ¿entiendes? Estoy buscando mi suerte, sé que está por aquí cerca. Tengo que ir a buscarla.

El árbol, desesperado, insistió: - Mira, tienes una pala ahí al lado. Sólo te llevará unos pocos minutos. ¡Por favor, sácame el tesoro enterrado!

-Lo siento mucho árbol, tengo que seguir con mi búsqueda, pero no te preocupes, seguro que pronto pasará alguien que te quiera ayudar- y el hombre siguió su camino.

Llegó hasta el río donde encontró al lobo aún más débil y delgado que antes.

-Hombre, hombre… ¿encontraste a Dios?

- ¡Oh sí lo encontré! ¿Y sabes una cosa? Mi suerte está por aquí, sólo tengo que ir a buscarla y encontrarla.

-Hombre – susurro el hombre con sus pocas fuerzas- ¿le preguntaste a Dios por qué estoy tan débil y delgado y qué puedo hacer?

-¡Oh claro!- dijo el hombre servicial- Dios me dijo que si te comes al primer tonto que pase por aquí recuperarás tus fuerzas y ya nunca más estará débil y delgado.


El lobo lo miró, reunió las últimas fuerzas que le quedaban y, de un enorme salto se abalanzó sobre el hombre y lo devoró.