martes, 2 de abril de 2013

EL APRENDIZAJE A LO LARGO DE TODA LA VIDA COMO MEDIO DE SOSTENIBILIDAD EN LA “SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO”. Primera parte.


RESUMEN.-

El aprendizaje a lo largo de toda la vida, se ha convertido en una pieza clave de la economía basada en el conocimiento y en la sociedad de la información. Tanto desde la perspectiva del crecimiento económico, de la competitividad y de la innovación, como desde la perspectiva de la inclusión social y de la igualdad de oportunidades.
El objetivo de dotar a todos los miembros de la sociedad, de los instrumentos necesarios para hacer frente a los nuevos retos sociales, motivados por la innovación tecnológica, el cambio en las relaciones laborales, formas de producción y transformaciones societarias, nos debe llevar necesariamente a trabajar en torno a una estrategia que favorezca e impulse el aprendizaje para toda la vida como medio de sostenibilidad de todas las personas en la llamada “Sociedad del Conocimiento”.

INTRODUCCIÓN.-

El Consejo de Europa celebrado en Lisboa en marzo de 2000 fue el inicio decisivo para las orientaciones de las políticas sociales, educativas y económicas en la Unión Europea. Los modelos de aprendizaje, vida y trabajo están cambiando rápidamente. Esto significa que no solamente los ciudadanos y ciudadanas tendrán que adaptarse al cambio, sino que también deberán cambiar sus maneras de actuar.
Este trabajo, lo presento en dos partes. En la primera parte, llevo a cabo una aproximación al concepto de lo que hoy entendemos por Aprendizaje para toda la vida y Sociedad del conocimiento. La segunda parte la dedico, a estudiar  la necesidad imperante que supone y supondrá el aprendizaje a la lo largo de toda la vida, como medio para el desarrollo personal y humano que permitirá su sostenibilidad en la futura sociedad del conocimiento.

EL APRENDIZAJE A LO LARGO DE TODA LA VIDA COMO MEDIO DE SOSTENIBILIDAD EN LA  “SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO”.

El mundo atraviesa un período de transición y de cambios profundos, como consecuencia del denominado proceso de globalización. Todo ello, indica y nadie pone en duda, que estamos caminando a pasos agigantados a una nueva sociedad, caracterizada por un cambio continuo, que a la vez, como consecuencia e inercia de esos cambios, crea incertidumbres e inseguridades a esa misma sociedad. Caminamos hacia lo que hace tiempo, ya se conoce y denomina la “sociedad del conocimiento”.

¿Pero qué es la “sociedad del conocimiento”?

El término “sociedad del conocimiento”, ocupa un lugar estelar en la discusión actual en las ciencias sociales, así como en la política europea. Se trata de un concepto que aparentemente resume las transformaciones sociales que se están produciendo en la sociedad moderna y sirve para el análisis de estas transformaciones. Al mismo tiempo, ofrece una visión del futuro para guiar normativamente las acciones políticas.

De aquí, que el concepto actual de la “sociedad del conocimiento”, no está centrado en el progreso tecnológico cómo cree la mayoría de las personas, sino que,  lo debemos considerar como un factor de explicación de los cambios sociales que se están produciendo. Por eso, según este enfoque, el conocimiento será cada vez más la base de los procesos sociales en diversos ámbitos funcionales de las sociedades.

En la llamada era agrícola, los principales factores de producción eran la mano de obra y la tierra. Con la revolución industrial, se produce el primer cambio significativo en el peso de los distintos factores de producción: el capital pasa a ser uno de los elementos indispensables en el nuevo proceso productivo, mientras que la tierra pierde paulatinamente importancia. La sociedad del conocimiento, supone un nuevo cambio en la composición de los factores; el conocimiento se convierte, sin duda, en el factor productivo fundamental, seguido, aunque a cierta distancia, por el capital y la mano de obra.

La consideración de que una sociedad se basa en el conocimiento, no depende por lo tanto, del tipo de los bienes producidos (es decir bienes inmateriales o intensos en I+D), ni tampoco de la competencias profesionales específicas de sus miembros, certificadas académicamente; si no de las actitudes y aptitudes, habilidades y destrezas, que dichos miembros tienen para afrontar las incertidumbres e inseguridades de cambio permanente a los que se ven abocados.

Crece así, la importancia del conocimiento como recurso económico, lo que conllevará a los miembros de esa sociedad, a la necesidad de una continua puesta a punto del conocimiento, consecuencia que nos inducirá indiscutiblemente a un aprendizaje a lo largo de toda la vida.

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