viernes, 8 de febrero de 2013

NUEVO GOBIERNO, NUEVA LEY DE EDUCACIÓN


El futuro de España pende, pues, de la educación. Lo dijo Mariano Rajoy durante su discurso de investidura y lo ha vuelto a repetir el nuevo ministro del ramo, José Ignacio Wert: “Soy muy consciente de que donde España de verdad se la juega en los próximos veinte años es en su educación. Creo que tengo conciencia del reto y de la importancia del mismo", declaró hace unos días.

Hay cosas que no cambian. Y una de ellas, es la obsesión que tienen todos los partidos políticos de cambiar la Ley de Educación en cuanto llegan al poder. Da igual que sean de izquierdas o de derechas. Todos ven como algo imprescindible en su paso por el trono, el de hacer una Ley más acorde con su ideología.

Lo cierto y verdad es que, lo que estamos viviendo en la educación, es el claro reflejo de una incongruente y desordenada clase política, por no decir más cosas. Cerca de los 35 años de democracia y llevamos la séptima reforma de la ley educativa, cada cinco años una. Que casa se puede construir, si cada vez que llega alguien modifica los planos de la edificabilidad de la casa y donde está la zona que da el sol, pongo la que da la sombra.

Pero lo asombroso de todo esto son los costos directos que supondrá la implantación de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). En principio, se han incrementado por cinco con respecto al primer borrador de la reforma. De tal manera que el Ministerio de Educación estima que el total de estos costes directos ascienda a 408 millones, según han informado fuentes del departamento que dirige José Ignacio Wert. De estos 408 millones, 23 se gastarían en el primer año de implantación, 130 en el segundo y 255 el tercero.

Y si no tenemos dinero, ¿Cómo se hace esto?

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